jueves, 4 de octubre de 2007

Día 3 - 22 Agosto 2006 -

Nuestra primera mañana en Japón, concretamente en Tokyo. Ya más descansados fuimos visitando la ciudad.

Nuestra primera parada fue en el Santuario Meiji en el barrio de Harajuku, un templo Shintoísta levantado en honor al emperador Meiji. Es precioso, en medio de unos jardines inmensos. Sólo entrar te encuentras a la derecha una especie de estanterías para las donaciones a los dioses. Están repletas de barriles de sake: vino de arroz, bebida típica japonesa. Los barriles son preciosos e inmensos. Están decorados con dibujos y caligrafía japonesa. De hecho yo me compré en una bodega de sake un barrilito pequeñito de decoración para mi casa.

Fotos de los barriles de Sake:























































En todos los templos shintoístas veremos unas puertas muy sencillas de madera (no tan complejas como las de los templos budistas). Siguiendo su dirección se entra en el templo. Son las Torii, éstas separan el mundo terrenal del mundo de los espíritus.

Una de las muchas "puertas o Torii" al templo:


















Como veis los jardines son increibles. Nos dijo la guía que en Japón casi no tienen ni que regar porque llueve mucho.

En Japón no ves ni un papel en el suelo. Ni siquiera fuman por la calle, hay zonas de fumadores para ello, y unas rejillas en el suelo donde tiran las colillas. Como un pequeño desagüe.

Mirad qué vegetación y qué verde está todo:










































A la entrada de los templos siempre hay una zona para purificarse antes de entrar. En los templos budistas es con incienso (ya enseñaré fotos más adelante), hay que pagar para ello y no es estrictamente obligatorio. En cambio, en los templos shintoístas uno se purifica con agua y hay que cumplirlo a raja tabla. Os enseño un par de fotos y luego os explico.

Caseta de purificación:


















Rito de Purificación:
























Como veis es una fuente con unos cazos. Tenías que coger agua con el cazo y entonces seguir tres pasos: echarte agua por la parte interior de las muñecas, luego beber agua, pero es una falta de respeto e higiene que bebas del cazo, así que te tienes que echar en el hueco de la mano y beber un poco. Y por último, con el agua sobrante, levantas el cazo permitiendo que el agua se deslice a lo largo de todo el mango del cazo. Una vez has terminado lo dejas boca abajo de donde lo habías cogido.

Una vez purificado entras al santuario:





































Es muy bonito el templo. No desentona para nada con la naturaleza. Como veis no hay mucha gente. Esto es porque no hay misas como en el catolicismo. Cada uno reza en su casa y, cuando tienes una petición que hacer, vas al templo y hablas con los dioses y te vas.

La gente pagaba para obtener una tablilla de madera. En ella cada uno escribía su deseo y la colgaba con el resto alrededor de un árbol sagrado. Los árboles que han vivido mucho y que son muy grandes son rodeados por una gruesa cuerda "shimenawa" y papel de arroz con forma de rayo. Con ello identificas que en ese árbol vive un dios para que haya podido volverse tan grande y tan longevo.

Tablillas alrededor de un árbol sagrado:










































No está permitido pasear por todo el santuario. Cuando entras al lugar de oración, puedes ver como un patio y justo enfrente un recinto al que no puedes acceder. De esta manera puedes ver a los monjes pero no puedes llegar a ellos. Es una zona sagrada.

En la foto a continuación podéis observar además de esto, que justo enfrente de la gente hay como unas mesas. Esas mesas están huecas hasta la tapa, la cual no es una tapa en sí. Son muchos rodillos metálicos juntos. Esto es porque para hacer una petición a los dioses primero hay que echar unas monedas. Así éstas se escurren por los rodillos hasta la base de la mesa y nadie puede meter la mano a coger el dinero.

Me hizo mucha gracia cuando oraban porque después de tirar las monedas daban un par de palmadas. Decía la guía que era para llamar la atención de los dioses y escucharan su plegaria. Porque no siempre están pendientes del mundo terrenal, pueden estar bebiendo saque y no estar prestando atención. Me hizo mucha gracia. Después de la oración volvían a dar alguna palmada y se inclinaban con respeto.

Entrada a la zona permitida del templo:
























En festivales importantes los niños tocan el taiko. El taiko es un tambor japonés que se golpea con una barras gruesas de madera.

Yo haciendo el tonto, como si estuviese tocando el taiko:



















Si os fijáis bien, veréis unos redondeles dorados bajo el tambor. Estos símbolos están en muchos sitios, como por ejemplo en las torii. Es una flor de dieciséis pétalos, un crisantemo. Es la marca de la casa imperial japonesa.

Desde esa zona de plegaria, si mirabas hacia fuera veías el patio y la puerta a ese patio. Es por donde habíamos venido. Era todo precioso con los tejados a dos aguas y los extremos inclinados hacia arriba. Creía que estaba en un mundo mágico. Tanto tiempo queriendo ver Japón y ahora estaba viendo con mis propios ojos lo que había visto sólo por la televisión, los dibujos, los manga y por fotografía. No me lo podía creer...aún sigo sin creerme que haya estado. Se hace muy corto la verdad.



















En la foto de abajo veis a mi marido apoyado sobre unas puertas de salida del recinto del templo. Son estructuras muy trabajadas y de una belleza exquisita. Está todo perfecto. Como veis en las hojas de las puertas están labradas las marcas de la casa imperial, al igual que la torii de enfrente.



















¿Veis el camino? La vegetación de Japón es exuberante. Está todo tan cuidado...Ese respeto por la naturaleza debería de pegársenos un poco a los españoles.

Imaginaos de noche aquí. Para quien haya jugado al Proyect Zero, ¿no os recuerda al bosque del templo? Je je, ya sé que no es tan tenebroso pero es que todo me recordaba a algo que había visto antes.

Después de esta visita nos dirigimos hacia el Palacio Imperial o Kōkyo, el cual fue destruido durante la segunda guerra mundial y posteriormente reconstruido. Es la actual residencia del emperador de Japón, por eso nada más se puede visitar sus alrededores. Así que llegamos hasta la Puerta Sakurada de su muralla defensiva.

Puerta Sakurada:




































Me encanta la arquitectura japonesa. No me digáis que no son bonitas las puertas. Una vez traspasada la puerta accedíamos a una especie de patio pedragoso con una acera de losas. Así llegamos a pasar frente al Puente Nijubashi. Se ve tras él dos puertas más de la muralla, una justo a la izquierda a la que se accede por el puente, la Puerta Sakashita (protegida con guardias y barreras para pinchar las ruedas de los vehículos, etc.). Y otra al fondo del paisaje en lo alto. El entorno era espectacular, aunque más vale ver para creer. Mirad las fotos.

Puente Nijubashi:


































Después de estar un ratito frente a la Puerta Sakashita nos fuimos andando en busca del autocar que nos estaba esperando. Hay que decir que hacía alrededor de 40ºC y no había ninguna sombra en el patio. Por eso no aguantamos mucho allí, pero bueno, tampoco había mucho más que ver.

El autocar estaba pasado unos jardines de los alrededores. Era incríble lo verde que estaba todo. Nos dijo la guía que no hacía falta regar, sólo podar, ya que llueve mucho. Los jardines eran sencillos, sólo pinos y césped. Pero la forma de las árboles era increíble. Parecían bonsais grandes todos los pinos, porque eran pinos normales y corrientes.

Pinos del parque frente al Kōkyo:
























Nos encontramos con esta escultura en hierro de un samurai. Imponía un montón y estaba muy bien hecha.

Samurai:






















--------Sin terminar--------

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